Aquello de lo que no se puede hablar genera encierro, te aísla. Cuando quedaste aislado y encerrado en tu propia trampa, ya es tarde. Como una araña, que lentamente va tejiendo su telaraña.
Poco a poco la araña teje su trampa mortal. La araña muy paciente, serena, espera agazapada que el insecto caiga en su red. Cuando el insecto queda atrapado en la red, indefenso, la araña le inyecta su veneno mortal.
Todas las personas tienen un campo energético que los rodea, algunos lo llaman aura, y supera en tamaño varias veces a la persona. Intercomunicados con el aura de todas las personas que los rodean se forma un campo más grande. Ese es el poder.
Como estamos todos interconectados, lo que le pasa a uno repercute en todos. No todos entienden que existe esa unión, pero es tan fuerte que supera cualquier cosa.
Sobre esa telaraña que se forma entre todos, uno es todos, y todos son uno.
No existe uno, no existen todos, somos la misma cosa todos y cada uno.
La trampa está activada, la telaraña está tejida. Todos alegremente van entrando, y sin darse cuenta irán quedando atrapados.
Atrapados, indefensos, a merced de mí veneno. Entregados, inmovilizados, viendo como me acerco con mis dientes.
Todos interconectados. Lo que le pasa a uno le pasa a todo. Y si uno sufre, sufren todos. Como ingenuos insectos todos van cayendo en mi red.
Bienvenidos a la fiesta del terror.
Usar el miedo o el terror para conseguir algo, es un acto de tremenda cobardía. Somos más valientes que eso cuando, tenemos la valentía de creer que cambiando nosotros podemos cambiar al mundo.
El terror opera en silencio muchas veces, a través de la manipulación, una de sus formas más perversas y efectivas.Detrás del terror hay intereses, negocios, una sociedad asustada comprará cualquier mentira que les vendan. El terror nos aísla, nos hace actuar por impulso, a la defensiva.
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