El hombre es un animal de costumbre, dicen. Nos gusta la costumbre, cualquier cosa que nos saque de eso nos desconcierta.
Todo es cuestión de costumbre. Nos acostumbramos incluso a lo que nos hace mal. Mejor malo conocido que bueno por conocer, ¿no?
Pero luego, a lo que no estamos acostumbrados, nos desconcierta, nos inquieta. ¿Para que vamos a cambiar si así estamos bien?
¿Como haces de un día para el otro, para vivir sin eso que era la razón de tu vida?
Nos da pánico la idea de despertar y sentir que todo cambió, que nada es como era.
Cuando te acostumbras a un amor, a una piel, a un olorcito, a una sonrisa. Perder todo eso es como quedarte sin aire.
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