domingo, 17 de enero de 2010

El escudo

C.28 - 2008
A veces, por miedo, nos calzamos un escudo, una coraza. Algo con lo que nos sentimos protegidos. Y a veces, somos el escudo de otro. Somos cómplices de alguien equivocado, lo escudamos.

Hay veces en las que nos escudamos tanto que terminamos presos de nuestra misma coraza, de nuestro mismo escudo. Y a veces estamos desarmados, sin corazas ni escudos y nos sentimos vulnerables.
Otros, necesitamos sacarnos algunos escudos. Desarmarnos. Tirarnos al agua sin salvavidas.

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