domingo, 17 de enero de 2010

El eco

C.47 - 2008
Un nene y su papá caminaban por las montañas, iban muy contentos, cuando de pronto, ¡zas! El nene se tropieza y cae, cerca de un precipicio. Asustado, el nene soltó un ¡ay!, y entonces, para su sorpresa, desde algún lugar, una voz le contestó: “¡Ay!” “¿Quién está ahí?,” dijo el nene, y la voz dijo: “Quién está ahí?” Creyendo que lo burlaban, el nene gritó: “¡Cobarde!” y la voz le contestó: “¡Cobarde!” Ahí el nene preguntó a su papá: “¿Qué pasa? El padre le pidió que prestara mucha atención y gritó al acantilado: “¡Sos un capo! ¡Sos el mejor!” Y la voz respondió: “¡Sos un capo! ¡Sos el mejor!” El nene estaba muy asombrado, el papa le explicó: “Eso se llama eco, te devuelve todo lo que decís.” Así, nuestra vida es un reflejo de nuestras acciones. Si querés cosechar amor, sembralo primero. Si querés recibir felicidad, dala vos antes. Eso, hijo mío, es el eco.

Todo lo que va vuelve, es una ley universal. No quiere decir que haya que dar especulando con recibir a cambio. La vida es sabia, te da justo lo que le das. Si das especulación, te devuelve especulación. Si das mentira vas a ser engañado. A veces, uno dice "¿Qué hice para merecer esto?" y la verdad a veces uno no hace nada. La vida no siempre es justa. Durante la que te toca, si uno reacciona con enojo, la vida te da enojo. Si te falta amor tenés que dar amor, si te falta ternura tenés que dar ternura.
Dicen que hay que poner la otra mejilla, Dios me perdone, pero yo digo que no. Si alguien te da una bofetada no hay que poner la otra mejilla, hay que hacerle una caricia. Esa es la verdad más universal de la vida. La vida es como un eco, como un espejo, nos devuelve lo que damos.

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