C. 133 - 2008 - "Conga"
De lo que más sé en mi vida, es de hombres. Con solo observarlos y oír decir dos palabras entiendo su naturaleza y sé como entrarles.
Mi amor: sensible, tímido, y necesita que la mujer tome la iniciativa, pero sin intimidarlo.
El winner: arrogante, creído y narcisista, necesita que la mujer lo idolatre .
El romántico: sensible, dulce, casi cursi; el no ve a la mujer como un objeto, necesita que haya amor para tener algo con alguien.
El cazador: frío como el metal, adulto, el que está de vuelta; un tipo directo, sin rodeos; lo seducen las minas directas, sin rodeos.
El buen tipo: noble, fiel, amiguero y vulnerable, con un punto débil: su mejor amigo le sacó a su novia una vez, mmm, eso no se olvida, no. no.
El conejo: calentón, impulsivo, irracional; se manda y después piensa lo que hizo; fácil…muy fácil.
A veces el hombre es como la conga, repite una y otra vez. Un paso adelante, un paso atrás, mucha conga pero no se va a ningún lado.
Las relaciones son como la conga sin fin… para un lado, para el otro, y siempre se vuelve al mismo punto.
Los hombres son previsibles y repetitivos, como la conga; y el amor es endeble, un poco de conga y todo se desarma. Pero la naturaleza humana, como la conga, puede encontrar variantes dentro de un mismo ritmo, y ahí, deja de ser previsible y aburrida.
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