
El matrimonio es una aventura de dos, es dar sin especular con recibir, y es recibir sin sentir la necesidad de dar o la obligacion de devolver esto que uno recibe. Esto tiene que ver con el deseo, el deseo de estar juntos, el deseo de unirse en esto que se llama matrimonio.
Se pocas cosas, pero todas tiene que ver con amar y ser amado, con respetarse y aceptarse, ninguna de ellas tiene que ver con someterse, sino con aprender y tolerar.
¿Será que amar no se trata de fundirse y perderse en el otro?, ¿será que se trata de dos individuos que crecen juntos?.
Aceptar al otro, es tenerle fe, entender sus silencios y esperar sus señales. Para aceptar primero hay que conocer lo que se ve del otro y lo que no se ve, y así puedo decir te conozco, y porque te conozco te elijo, y porque te elijo te acepto , y porque me aceptas soy feliz.
También acepto la sorpresa, porque siendo dos al volver a casa, ya no encontraré todo como lo dejé, habrá otro, con su mundo, un mundo que engrandece el mio.
Hay que saber cual es el debe y el haber. Aceptar al otro, es aceptar lo mejor de nosotros mismos, porque quien nos elige, nos devuelve puro amor, amor por amor, y a semejante amor por supuesto le digo: “si, quiero”.
0 comentarios:
Publicar un comentario