Como si muerto el cartero fueran a desaparecer las cartas fuleras.
Uno se hace el perro que tumbó la olla, como si el dolor que siente no existiera.
Uno detesta y ama a esa persona, o a ese espejo, que te canta las cuarenta.
Uno detesta, y ama, a quién abre tus ojos.
Abrir los ojos tiene gusto a membrillo con queso, es agridulce. Por un lado, como que se pierde la mágia, pero por el otro, se sale del engaño. A veces lo que tenemos que ver es tan horrible, que preferimos hacer la vista gorda, cerrar la tranquera, y vivir en una cajita de cristal. Y otras veces la burbuja se pincha, y no queda otra que abrir los ojos, y mirar los que no queremos ver. El corazón se nos estruja y nos quedamos sin aire, ahogados.Uno se hace el perro que tumbó la olla, como si el dolor que siente no existiera.
Uno detesta y ama a esa persona, o a ese espejo, que te canta las cuarenta.
Uno detesta, y ama, a quién abre tus ojos.
Duele abrir los ojos. Es como salir de la oscuridad, que la luz te enceguece. Ojos que no ven, corazón que no siente. Mejor mirar para otro lado, dicen. Meter la cabeza abajo de la tierra como hace la avestruz. Pero para que algo cambie hay que romper la burbuja, hay que salir de la cajita de cristal...
Abrir los ojos y animarse a ver. Aunque lo que haya para ver te estruje el corazón.
AUTOR: Leo Calderone (Casi ángeles 2009 - C. 011 - "Abre tus ojos")
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